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Este libro relata la experiencia de liberación de un corredor atenazado por las lesiones. Un buen día, Emilio decide «colgar» las zapatillas de correr y embarcarse en el aprendizaje enriquecedor sobre todo lo que rodea al mundo del barefoot. Sorprendentemente, los dolores de las viejas lesiones desaparecen y sus pies desnudos le permiten recuperar de nuevo la pasión por correr.
La aventura de correr descalzo relata una experiencia de liberación de un corredor atenazado durante años por las lesiones. Un buen día, Emilio –el autor– decide «colgar» las zapatillas de correr y embarcarse en el aprendizaje enriquecedor sobre todo lo que rodea al mundo del descalcismo o barefoot. Sorprendentemente, los dolores de las viejas lesiones desaparecen y sus pies desnudos le permiten recuperar de nuevo la pasión por correr.
Correr descalzo supone entrar en un terreno desconocido pero a la vez lleno de enormes posibilidades y de nuevas sensaciones. El autor, nos transmite toda su experiencia, y así, desde la introducción al minimalismo, con el uso de calzado no amortiguado, hasta la transición al descalcismo, se narran todos los pros y contras que el propio autor encontró y compartió con otros corredores en las mismas circunstancias.
Este libro es un viaje en el que los pies se convierten en los auténticos protagonistas para abrirnos los ojos a una realidad tan natural como fascinante… ¡El mundo a tus pies!
Es profesor de comunicación en la Universidad Jaume I. Toda su vida está marcada por el movimiento incesante, tanto por sus lugares de residencia (Albacete, Madrid, San Sebastián, Valencia, Alicante, Lérida, Barcelona, Tampere, Segorbe) como por sus ocupaciones (obrero de vías y obras, sociólogo, empresario de turismo rural, vendedor de servicios de internet, webmaster, profesor universitario...). En armonía con todo esto siempre fue corredor. Pasó de gatear a correr, de dar vueltas de niño a los parques de Albacete, a fortalecerse corriendo en todo tipo de carreras populares. La maratón se convirtió en su obsesión para sentirse vivo, y anotarse una al año era la señal de que las cosas marchaban. Las lesiones casi interrumpen esa evolución, pero no se resignó. Desnudar sus pies fue la solución para poder seguir corriendo más y mejor, y alcanzar su meta: correr 13 maratones descalzo en un solo año.