No hay productos
Estos precios se entienden IVA incluído
Hoy estoy de enhorabuena, una nueva sobrina ha llegado a la familia.
Y su nacimiento está relacionado con Adolfo, un hombre de 70 años con dolores en los dedos de los pies.
Mi sobrina ha pesado casi 4 kilos, es rubia y por ahora no se la escucha llorar.
Sus padres están muy contentos y a la vez preocupados. Son tantas cosas nuevas que aprender que no saben a quién preguntar.
Además, cada uno le da su versión de lo que le ha funcionado. Lo que hace aún más difícil la tarea de criar un hijo.
Lo habrás escuchado muchas veces:
“Los bebés no vienen con un manual de instrucciones.”
Y realmente no hace falta, porque tienen su forma de comunicarse y hacerte ver lo que necesitan.
Por ejemplo, le han dicho que tienen que darle de comer cada dos horas. Eso significa no dormir durante días o semanas. Ni los padres ni la niña.
Me lo dice mi cuñado, con unas ojeras que le llegan a las orejas.
Ojeras y orejas, todo junto.
Y es por eso, y sólo por eso, que me lanzo a razonar con él. Sé que me estoy metiendo en un charco del que voy a salir mojado, pero le digo:
¿Qué hace un gatito cuando tiene hambre?"
Llorar —digo respondiendo yo mismo—.
Pues los bebés no son muy diferentes a los gatitos.
Cuando tenga hambre llorará. Despertarla cada dos horas no lo veo natural. Ella tiene su forma de decirte que tiene hambre.
Asiente, pero suelta:
Ya, pero la pediatra dice que tiene que comer cada dos horas.
Bien. Lo dice su pediatra. Nada que añadir.
Fin de la conversación.
Y esto me trajo a la mente la visita de Adolfo.
Que fue al médico por problemas en los pies.
Aunque tiene 70 años no es un anciano. Sabe cuidarse por sí mismo y razonar, ver lo lógica de las cosas.
Te cuento.
A Adolfo le gusta mantenerse activo. Va a todos sitios caminando o en bicicleta.
Vive en Benacazón y en sus paseos le gusta ver correr a la gente.
Dice que después de la pandemia hay mucha gente corriendo. Que a la gente le ha dado por cuidarse más. Se ríe mientras lo dice y suelta:
Como si antes de la pandemia no hubiera que cuidarse.
Fue al médico por dolores en la base de los dedos de sus pies: una metatarsalgia.
Pero la solución que le dio no le gustó.
Le dijo que tenía que usar un zapato con un poco de tacón.
¿Qué es un poco? —preguntó él—.
Que tenga algo de tacón. Que no sean planas.
Mientras lo cuenta dice:
A mi me manda tacón y sin embargo veo a gente en mi pueblo que corre con sandalias planas y hacen auténticas locuras.
¡Hasta han corrido los 101 kilómetros de Ronda con ellas!
A Adolfo no le convenció lo que le dijo el médico.
Y eso que el síndrome de la bata blanca es muy potente. Lo que dice un médico va a misa.
Pero simplemente observó y aplicó el sentido común.
Y se dio cuenta que el secreto estaba en los pies.
Mientras la mayoría de los mortales se dejan cegar por el envoltorio, él supo ver que lo que había dentro era un pie.
Sólo eso.
Ni las zapatillas, ni las sandalias.
Los pies, como los bebés, no vienen con manual de instrucciones. Pero hay una cosa que hay que tener en cuenta.
Para que un pie funcione bien hay que usarlo y darle movimiento.
El calzado actual lo impide, lo limita y hasta lo deforma. Haciendo que no funcione como debe.
Y claro, después de años estando “embutidos” queremos que estén como si estuviesen recién salidos de fábrica.
Sigo.
Adolfo vino a la tienda a hablar. Buscaba una opinión sobre su problema.
Aparte de su metatarsalgia, sus dedos están un poco apiñados y en garra, y eso que calza unas zapatillas de dos tallas más. Unas Skechers con mucha suela y tacón.
Cuando le explico que para aliviar la metatarsalgia debe usar un calzado sin tacón y ancho para que la presión se reparta por todo el pie, se queda sorprendido.
Dice:
“Entonces, si el tacón aumenta la presión sobre la zona de los dedos, que es donde me duele, ¿por qué el médico me lo ha recomendado?”
No tuve que contestar. Vi en su cara que él mismo tenía una respuesta.
Sigue.
Había venido sólo a mirar, pero quiero probar. ¿Cuál me recomiendas?
Seguimos hablando de la importancia del espacio para los dedos.
Que los suyos están apiñados y eso junto al tacón provoca más presión en la zona donde le duele.
Que necesita un calzado ancho, sin tacón, que sea flexible y con un poco de suela para que no le moleste mucho la zona dañada.
Se trata de recuperar la salud de su pie, para que se pueda valer por él mismo.
Para que a pesar de sus 70 años, nadie lo llame anciano.
Las zapatillas que se llevó y que usa a diario Adolfo son:
Lems Primal 2
Estas zapatillas, junto al corrector de dedos, hacen el combo perfecto para recuperar los problemas de Adolfo con sus pies.
Día a día.
Paso a paso.
La salud empieza en tus pies.
Categorías de Artículos