10 años. Esta historia no va de superación

Me la contó mi amigo Pepe, café en mano. Una tarde de agosto frente a la piscina.

De fondo la radio mezcla reggaeton con música pop y en aquel momento sonaba una melodía.
 
Hablábamos de los corredores keniatas y las razones por la que han dominado el atletismo de fondo.

Sus condiciones genéticas, sus ansias por ganar, su capacidad de sacrificio....

Es increíble su tenacidad para el esfuerzo.

Desde que empiezan a entrenar se dedican en cuerpo y alma a un solo fin: Ser los corredores más rápidos del momento.

Nada los distrae. Solo correr, dormir y correr. La disciplina llevaba a su máximo.
 

Y me cuenta que su hijo conoce a un chaval de 16 años de raza negra que llegó hace un par de años a España.

Se llama Ibrahim.

Te preguntarás qué comparten los grandes corredores keniatas con Ibrahim.

Ambos son africanos, pero no es eso.

Sigo.

Ibrahim abandonó su país, Guinea, junto a su padre.

Y se unieron a un grupo de personas para atravesar el desierto.

Un largo y peligroso camino con un final incierto.

Tanto, que el padre de Ibrahim muere en el trayecto.

El drama de la inmigración repetido una y mil veces, pero no por eso menos drama.

Ibrahim pasa por momentos muy duros y está a punto de abandonar.

Pero un pensamiento le impulsa hacia adelante. Una energía más poderosa que cualquier otra.

Con eso en mente no desfallece y logra atravesar el estrecho en los bajos de un camión.

En España lo mandan a un Centro de Menores y ese año comparte colegio con el hijo de Pepe.

En tres meses aprende el suficiente español para aprobar el curso y seguir con la misma idea en la cabeza.

Hay algo que diferencia a Ibrahim del resto de niños.

Él tiene un propósito.

Quiere ser médico.

Para poder curar, para poder salvar a otros.  

La impotencia que sufrió viendo morir a su padre fue enorme.

Pidió ayuda, pero nadie pudo dársela.

No había ningún sanitario cerca. Estaban en medio del desierto.

De ahí su propósito y su capacidad para superar cualquier adversidad.

¿Que comparten los corredores keniatas e Inbrahim?

La capacidad de sacrificio.

Su disciplina, su tenacidad.

El ser humano en esencia.

Y eso es lo que iguala a los keniatas con Ibrahim.

Por eso esta historia no es de superación, es de vida.

Ibrahim es un ejemplo para sus compañeros de clase y para mí.

Y su propósito, la salud, nos acerca a él.

Cuando conocí las bondades del pie descalzo y del calzado minimalista me inundó la necesidad de contarlo a todo el mundo.

A todos lados a los que iba hablaba del pie, de la técnica de carrera, de las zapatillas…

Muchos veían esto como una moda, me tacharon de «loco».

¿Cómo podía ir en contra de lo que decía Nike, Asics, Adidas…?

Incluso sufrí rechazo social en mi círculo de atletismo.

Esto fue lo peor. Me sentí excluido por tener ideas diferentes sobre la forma de correr y sobre las zapatillas.

Apoyado en tres amigos, seguí adelante, creamos correrdescalzos.es, su foro y ZaMi.

Conocí mucha gente, a más amigos, y el barefoot-minimalismo creció hasta consolidarse.

Hoy, 11 de abril de 2021, cumplimos 10 años.

Y mi propósito, nuestro propósito, sigue siendo el mismo.

Por un lado,

• Que tu pie funcione correctamente.

• Que no tengas dolores al caminar.

• Que disfrutes de cada paso como único que es.

Descalzo, con sandalias o con unas zapatillas minimalistas.

Y por otro, que la realidad de esta empresa siga hacia adelante. 

Con la misma energía que nos ha traído hasta aquí. 

Con los mismos compañeros de viaje.

La salud empieza en tus pies