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Mi nombre es Ricardo Acevedo, soy podólogo de profesión y me veo en la necesidad de contarte lo siguiente.
Si tienes un hijo, nieto, sobrino o ahijado y estás considerando comprarle un calzado, debes saber cómo los zapatos influyen fuertemente en el desarrollo de los pies de los niños y adolescentes.
Llevo 20 años tratando pacientes de todas las edades, siendo los niños y jóvenes donde más atención he puesto.
En los últimos 10 años he observado cómo la incidencia en dolencias de los pies pediátricos se ha elevado de manera exponencial.
Dedos que se ‘acabalgan’, uñas que se clavan, pies planos laxos, ¡juanetes!...
Tengo que confesarte que estoy harto de ver niñas de 3, 4 ó 5 años con juanetes incipientes y que los padres le echen la culpa al suegro o a la bisabuela, porque ‘es herencia’.
No puedo esconder mi malestar cuando me traen niños de 2 años con las uñas clavadas e infectadas.
Y me indigna ver llegar a las mamás con una receta de ‘plantillas para pie plano’ para una niña de 4 años.
Pero lo que más me sorprende, es la cara del padre o la madre cuando les digo que la culpa de las dolencias de los pies de su hijo o hija es por la mierdo de zapatos que le compran al niño.
- «Si son muy buenos», me dicen.
- «Son de tal o cual marca de niños», replican.
Pues como podólogo, les digo que son una mierda.
Los juanetes, queridos progenitores, NO se heredan, ni los dedos acabalgados o en garra.
Aunque tu tía abuela, tu madre o tú mismo los tengas.
No se heredan.
Son patologías que se adquieren SIEMPRE. Igual que los pies planos laxos o esos pies muy pronados que vemos en muchos niños. Ni que decir tiene esas uñas que se clavan…
Salvo las enfermedades autoinmunes, alergias, traumas agudos e infecciones todas las demás patologías que tenemos en los pies son adquiridas por CULPA DEL CALZADO.
En España tenemos el grave problema de que no hay un consenso de cómo elegir el calzado para los niños.
Y ahí tenemos al pediatra, al podólogo o al fisio que dan su opinión, muchas veces con bases poco fundadas.
Otros países lo tienen más claro, como La Asociación Americana de Pediatría.
Que da una clara definición de cómo debe ser el calzado para un niño.
Y no es otra que un modelo de calzado ‘descalcista’.
Si estás leyendo ésto en Zami es muy fácil explicarte qué es un zapato descalcista.
Pero si no lo tienes claro, te lo resumo con unos pocos ‘tips’ para que puedas detectarlos:
Sin taconcito, ni diferencias de altura entre sus apoyos anterior y posterior. Los talones deben chocar contra el suelo en el momento justo y deben chocar para que se desarrollen.
Vaya, como si fueran descalzos.
Los dedos no deben variar su posición aunque se les ponga un calcetín y un zapato. De modo que debe respetar la forma del pie.
Vaya, como si fueran descalzos.
La suela debe ser muy fina y que se doble con facilidad.
No debe tener contrafuertes en el talón y la parte superior de tejidos o cueros maleables, dúctiles y amables.
Vaya, como si fueran descalzos.
Vaya, como si fueran descalzos.
Hasta aquí lo que dice Ricardo.
Y más abajo los zapatos descalcista que cumplen los requisitos.
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La salud de tus hijos empieza en sus pies.
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