La reacción de un podólogo que extrañaría a Darwin

Que un podólogo flipe con las zapatillas minimalistas de un niño, te indica dos cosas:

    1.    Algo se está haciendo mal en las universidades.
    2.    Algo están haciendo bien todos aquellos que hablan de los beneficios del pie descalzo.

La situación es la siguiente.

Una mujer lleva a su hijo al podólogo.

Algo normal o quizás no tanto.

Cada vez, es más común oír a los padres decir que han llevado a sus hijos al podólogo: por un problema en los pies, por que andan mal....

A ver, tomemos de ejemplo las manos, como en otras ocasiones.

¿Te imaginas decir que tienes que llevar a tu hijo al ‘manologo’ por que no sabe usar sus manos?

También tienen 5 dedos, pero a diferencia de los pies, desde que nace se les permiten moverse en cualquier dirección y no llevan ningún tipo de protección.

A lo sumo unos guantes cuando hace frío.

Y sin embargo, nadie se queja de problemas en las manos.

¿Y en los pies?

Todo lo contrario.

Se le protege, sobreprotege y se le vuelve a proteger.

Que no te moleste la repetición de la palabra y sí, la sobreprotección que se le suele poner a los más pequeños.

Lo de sobreprotección en las madres es un clásico.

Quién no ha escuchado aquello de:

    ⁃    ¡Niño, ponte las zapatillas que te vas a resfriar!

O esto otro de:

    ⁃    ¡Tómate el zumo que se le va las vitaminas!

En nuestro caso la sobreprotección se refiere a:

    ⁃    Zapatos con suelas gruesas y duras.
    ⁃    Zapatos rígidos y estrechos.
    ⁃    Con tacón.

Por cierto, ¿por qué los zapatos de los niños lo llevan?

Ni idea.

 ¿Cúal es su función aparte de modificar las curvas de la espalda, acortar el tendón de Aquiles y quitarle rango de movimiento a las caderas?

Ninguna.

Y más, ¿por qué tiene que ser un zapato rígido y estrecho como la pezuña de una cabra?

¿Para qué no pueda moverse?

Ya sabes que una articulación sin movimiento se atrofia.

Así el pie del niño no podrá desarrollarse, aparecerán los problemas y los mareos de cabeza de los padres buscando una solución.

Casi nada.

Volviendo a la visita al podólogo, ¿sabes que dijo cuando vio las Merrell minimalista para niños?

Alucinó.

Esa fue su reacción.

No se esperaba encontrar un zapato como un pie.

Con la única función de protegerlo, un poquito.

Solo eso.
Nada más.
Lo demás, lo hace el pie, que para eso está.

Algo que Darwin, el padre de la evolución, tendría muy claro.

Si lo piensas bien no es rara la reacción del podólogo.

En la consulta debe encontrarse cada zapatones de ¡aúpa! y....vamos a disfrazarnos de Drag Queen.

Resumiendo.

Para los niños, para ti, para todos: Zapatos como pies. No al revés.

Los llamados minimalistas, como las Merrell que llevaba nuestro protagonista.
Abajo el modelo y otros similares.

Para disfrazarse a lo Halloween, el resto del calzado no minimalista.

Eso sí que da miedo.