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Un japonés, un inglés y un español. Como el chiste, pero real

Un japonés, un inglés y un español. Como el chiste, pero real

Pasó hace años.
Al otro lado del teléfono un viajero pregunta.
A duras penas lo entiendo, habla muy poco español.
Lo intenta con el inglés, pero hablado no es lo mío. Escrito me defiendo.

Logró entender algo.

    ⁃    sí, las tengo. Forty four, yes!
    ⁃    Ok, I will go to shop.

Llega todo de negro. Ha cogido un tren de cercanías y su bicicleta desmontable también es negra.

Miro a sus pies. Calza una Vivobarefoot Ultra. Por supuesto, negras.

Me dice que le ha costado encontrarlas. Se ha sorprendido que un pequeño pueblo puedan venderlas.

Ha tocado una de mis zapas preferidas. Rápidamente compartimos vivencias.

Está recorriendo el mundo. Alterna transporte público con rutas en bici.

Es japonés, minimalista y muy seguro de sí mismo.

Me enseña la suela de su zapatilla. Tiene un buen agujero.

Empiezo a hablarle de otros calzados barefoot, pero no le interesa.

Quiere las Ultra.

A Rey muerto, Rey puesto.

Cuando se va, me deja el par roto.
Durante algún tiempo estuvo en la repisa de la tienda.
Junto a algunas plantillas que dejan los clientes y a mi última zapatilla amortiguada, una Asics.

Como recuerdo de una vida pasada, que no siempre es mejor.

Han pasado años desde entonces y aún recuerdo ese día.
Me sorprende la valentía o lo intrépido de algunas personas.

Poco equipaje. Poco lujos. Simplemente con la idea de conocer otras culturas.

Algo parecido le paso a mi profesor de inglés.

También recorrió parte del mundo a lo mochilero.

En aquel caso, Peter tenía un motivo. Un gran motivo.

Necesitaba encontrarse después de que su esposa, con tan solo 30 años, falleciera.
Vendió sus propiedades. Y recorrió a pie parte de Africa y Asía.

Cayó en Córdoba, se sentó en la plaza de las Tendillas y se rindió ante la belleza de la mujer cordobesa. Tal cual lo contó.

Sus ojos brillaban. Fue de los pocos momentos que me habló en español.

Se volvió a casar y creó una bonita familia.  


El movimiento es la base de la vida y muchas veces, cuando estamos perdidos o buscamos nuevos horizontes, recurrimos a el.

Cómo Peter, como el viajero japonés.

Por eso son importantes tus pies. Son los compañeros de viaje que te llevarán allí donde quieras estar.

Cuanto menor es la carga del equipaje, más liviano se hace el viaje.

Las Vivobarefoot Ultra respetan a tus pies y solo pesan 100 gramos.

Publicado el 03/09/2020 por @CorrerDescalzos 0 4407

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