Grease y las zapatillas para no correr

Hay películas que marcan una época. Una de ellas en Grease.

Sus canciones, bailes, la adolescencia loca y rebelde, los primeros amores...

Todo un clásico de los musicales.

Se estrenó en 1978 cuando Nike apenas daba los primeros pasos.

Su carismático protagonista Danny (interpretado por John Travolta) se enamora de Sandy.

Para reconquistarla se apunta a hacer deporte para marcar bíceps.

Sale Danny jugando al baloncesto y todo el equipo calza la misma zapatilla.

La mejor de su época.

La zapatilla oficial en EEUU durante muchos años.

Nada de cámara de aire, tacón, drop, soporte de arco o refuerzo en el tobillo. Nada.

Una suela de goma y una parte superior de lona.

La Converse All-Star.

A ver, personalmente no me entusiasman la Converse.
Tienen mucho grosor de suela. Y me resultan muy pesadas.
Aunque tengo que confesarte que en mi adolescencia tuve unas y me encantaban.

Sigo.

A Danny no se le da bien el baloncesto y el entrenador le habla de correr.

Danny: ¿quieres que corra?

-Entrenador: ¿No te gusta correr?
El atletismo requiere fuerza, resistencia, pero también cerebro.
Las carreras de larga distancia o las de campo a través...

-Danny: vale, puede que me guste.
 
A pesar de las leves indicaciones del entrenador.
Danny corre recto, con una amplia zancada y cuando el pie aterriza está bajo el cuerpo.

Y sí, lo primero que toca el suelo es la parte delantera de la zapatillas. La parte antes de los dedos.

También conocida como la bola del pie.

El tacón no, eso es para caminar.

¿Sabes qué zapatillas utiliza Danny Zuko para correr y saltar vallas?

Exacto.

Las mismas Converse All-Star.

Por cierto, cuando el minimalismo resurgió sobre el 2009,
en EEUU se dieron cuenta que sus jugadores de baloncesto habían perdido rango de movimiento en el tobillo.

Lo que se conoce como dorsiflexión.

Lógico.

Habían pasado de las Converse, las minimalistas de siempre, a las aparatosas zapatillas de baloncesto de Nike.

Habían cambiando funcionalidad por marketing y diseño.

Ya sabes, si el tobillo no va bien, la que paga la cuenta es la rodilla.

No limites tu pie, elige zapatillas planas o sin drop.