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El pasado lunes, mientras tomaba el café de la tarde en la barra de un bar, se me acerca un hombre y me suelta:
- "Perdona que te interrumpa, hombre,… ¿tú eres de Marchena? "
Baja estatura.
Unos 70 bien llevados.
Vaso de licor en mano y una sonrisa tan amplia como sincera.
Me miraba como si me conociera de toda la vida, con esos ojos brillantes de quien está más alegre de la cuenta.
- "Sí, claro. " - Le digo.
- "No te conozco, pero yo también soy de Marchena. Y amo mi pueblo. He dado mucho trabajo aquí. Yo era constructor. Hice los pisos esos del barrio, los que están…"
Y empieza a contar su vida:
- "Todo me iba bien… hasta que llegó Zapatero. La crisis del 2008 me aplastó como a un pajarillo, niño. El banco me quitó todo lo que tenía. Claro, yo no entiendo y firmé. ¡Pero la letra pequeña! Esa no te la dice nadie.
- "La letra pequeña... Qué jodida es la letra pequeña."
Está en todas partes, no solo en los contratos.
Está en lo que comes, en lo que compras, en lo que crees saber… y, por supuesto, en lo que te pones en los pies.
La trampa está en lo que no te cuentan.
Esto me recordó mis comienzos, cuando contacté por primera vez con el comercial de Merrell.
La escena la tengo grabada. Y mira que han pasado casi 15 años.
Quedamos en un bar en Sevilla. Ilusionado, le conté que estaba montando una tienda para vender zapatillas minimalistas.
Y me miró como si estuviera loco.
Como si le hubiera pedido zapatillas de cartón.
Yo le hablaba con pasión, como el que ha descubierto la pócima de la eterna juventud:
Que si la amortiguación tal, que la anchura, que si el drop…
Él me miraba como quien observa a un niño que dice tonterías.
Cogió el teléfono, llamó a su superior y suelta:
- "Tengo aquí a uno que me quiere comprar esa colección que no sabemos ni lo que es. "
Se refería a la colección barefoot de Merrell. Que por cierto, en aquellos años su catálogo barefoot era de quitarse el sombrero:
Merrell Bare Access, Merrell Mix Master, Merrell Road Glove y la reina indiscutible: la Merrell Trail Glove.
Pero, claro, él venía de ser comercial de Nike. También llevaba Under Armour. Un tipo de las grandes ligas. Y cuando le pregunté:
- "¿Por qué las marcas grandes venden zapatillas con amortiguación si saben que hacen más mal que bien? "
Me respondió con una explicación para salir del paso.
Pero amigo, las miradas no mienten.
Y su mirada decía:
- "Mira, chaval, esto no va de lo que es mejor para ti. Esto va de vender."
Efectiwonder.
La letra pequeña del calzado.
Con los años lo entendí.
A las grandes marcas les importa un pimiento tu salud.
Les da igual si sus zapatillas te destrozan los pies. Si te acaban jodiendo las rodillas o la espalda.
A ellos lo único que les importa es la caja. Pasta. Money. Cash.
Y la caja está en la amortiguación, en el gel, en las cámaras de aire, en el “tecnoflair” de turno.
Porque si mañana todo el mundo anduviera descalzo o con unas chanclas hechas de neumático…
Se les acaba el negocio.
Por eso te lo ocultan bajo toneladas de marketing.
Esa es su letra pequeña:
Pero tranquilo, el anuncio tiene música épica y un atleta sudoroso corriendo por la montaña.
Esloquehay.
Bien.
Aquí va la letra grande.
Si quieres cuidar tus pies, necesitas:
En otras palabras: Calzado minimalista. Calzado barefoot.
Como el que defendía cuando el comercial de Merrell me miraba como a un bicho raro.
Volviendo al bar.
Aquel hombre perdió su casa porque no leyó la letra pequeña.
Tú al menos, ya has leído la de tus pies.
Ahora, la pregunta es:
¿Vas a firmar con los ojos cerrados?
¿O vas a cambiar de una vez y a caminar como se camina desde que el mundo es mundo?
Si es lo segundo, empieza por un clásico.
Empieza con Merrell.
Una de las pioneras en calzado barefoot.
Toda su colección: Mujer, hombre y niños.
La salud empieza en tus pies
Tú decides.
Antonio Caballo.
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