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Una foto entrañable que Esconde una realidad

Una foto entrañable que Esconde una realidad

Mira la foto.

¿Qué ves?

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Dos personas mayores caminando juntas.

Una con bastón. La otra agarrada del brazo de su compañero.

Ahora mira otra vez.

Más de cerca.

Observa los pies.

¿Notas algo raro?

Seguro que sí. Aunque a lo mejor nunca te habías parado a pensarlo.

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La inclinación del tobillo hacia dentro.

Efectiviwonder!

Y, ¿sabes qué?

Cuando tu equilibrio pende de un hilo, esa inclinación puede ser fatal.

Te puedes caer. Y a ciertas edades, ya sabes: las caídas pueden ser mortales.

No es que te maten.

Pero pueden destrozarte la vida.

Volviendo a la foto.

Mira ese tobillo izquierdo. De ambos.

Mujer y hombre.

Están inclinados.

Mucho.

Demasiado.

Tanto que no tiene control sobre sus pies.

Al mínimo tropiezo...

Pum. Al suelo.

Ahora fíjate en los zapatos de la mujer.

Pequeño tacón.

Ella piensa que es cómodo.

Mentira.

Ese tacón es una trampa mortal.

Más altura. Más giro.

Y mucho más riesgo.

Riesgo de caída. De rotura. De hospital.

Pero espera. Hay más.

Mira la punta del zapato.

Estrecha. Aplastada.

Los dedos comprimidos como si vivieran en un ataúd.

Sin espacio.

Sin libertad.

¿Y así quiere caminar?

No puede.

Por eso se agarra al brazo. Por eso él lleva bastón.

Porque han perdido algo sin lo que no se puede vivir:

El equilibrio.

Ahora piensa.

¿Podría ser tu historia?

No lo creo.

Si estás aquí, es porque ya sabes que los pies no están para jugar a ser equilibristas.

Pero tal vez, conoces a alguien.

Alguien que lleva años deformando los zapatos por dentro.

Alguien que siente que cada paso es un desafío.

Que necesita apoyarse en algo o en alguien para no caerse.

Y lo peor: cree que es por la edad.

No.

Es por algo mucho más básico.

Los zapatos.

Quién lo diría, ¿eh?

Nos vendieron que un poco de tacón es elegante.

Que las puntas estrechas estilizan.

Que las suelas gruesas protegen.

Mentiras.

Nadie te explicó que, al ponértelos, sacrificas lo más importante:

El equilibrio.

La base.

El cimiento.

Y, de paso, pierdes la libertad de moverte.

Como un árbol con raíces débiles.

Como un equilibrista sobre un alambre, siempre pensando que el siguiente paso puede ser el último.

Cucha.

Nopajaná!

La solución está más cerca de lo que crees.

Cierra los ojos. Imagina esto.

Caminas erguida. Segura.

Sin bastones. Sin apoyos. Sin miedo.

Cada paso firme.

Tus dedos libres.

Tu dedo gordo recto.

Sin juanetes. Sin apretar.

Tu talón y tu punta alineados.

Un equilibrio de hierro.

Como cuando eras niña.

Como cuando corrías descalza y no tenías miedo a tropezar.

Y lo mejor...

No necesitas magia.

Solo el calzado adecuado.

Y movimiento.

Tus pies no necesitan soporte artificial.

Necesitan moverse.

Por eso, mi recomendación de hoy son:

Las botas Coqueflex Essential.

Con ellas:

  • Disfrutarás de una pisada natural. A ras del suelo. Para que tus pies vuelvan a moverse como fueron diseñados.
  • Recuperarás el equilibrio. Adiós al miedo a tropezar. Hola, seguridad.
  • Protegerás tus pies sin restringirlos. Libres, cómodos y protegidos. Todo al mismo tiempo.
  • Y empezarás a caminar de verdad.


No esperes.

No dejes que un mal paso cambie tu vida.

Da el paso hacia el equilibrio con las botas Coqueflex Essential y vuelve a moverte con confianza.

La salud empieza en tus pies.

Antonio Caballo

Publicado el 03/01/2025 por @antonio.caballo Torcedura de pies,..., Problemas de circulación y... 0 1844

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