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Hoy quiero contarte algo que podría cambiar tu vida, especialmente si has sentido ese dolor agudo en la planta del pie que parece no tener fin.
En realidad no te lo cuento yo, sino Natalia, una de nuestras clientas que encontró una solución que transformó su manera de caminar.
Y no, no es otro tratamiento podológico convencional, ni una receta mágica, es algo mucho más accesible y simple.
Lo mejor de todo es que ella misma te lo cuenta con todo lujo de detalles.
Dice así:
Hola, soy Natalia.
Ayer hablé con ustedes por teléfono, aunque no recuerdo el nombre de la persona con la que hablé, ¿quizás Ángel?
Me pidieron que compartiera mi experiencia con la metatarsalgia, así que aquí va.
El año pasado, decidí aventurarme en una ruta de montaña, equipada con unas zapatillas de trail convencionales, las Akyra de La Sportiva.
Después de cinco horas de caminata, al pasar de un suave terreno de hierba a una pista de cemento, sentí un dolor punzante en la planta del pie.
Cojeando y con mucho dolor cada vez que daba un paso llegué al coche, con el dolor intensificándose con cada paso.
Resultó ser metatarsalgia y tenía el hueso del metatarso estaba tan hinchado que apenas podía apoyar la planta del pie.
Durante un mes, seguí los consejos de los fisioterapeutas: frío, reposo, masajes suaves y pomadas.
Pero el dolor persistía, como una sombra constante. Podía sentir cómo el metatarso sobresalía, como si estuviera fuera de su lugar.
Desesperada y con miedo de que el dolor se volviera crónico, decidí buscar otras opciones. Animada por mi pareja, que ya usaba zapatos barefoot, investigamos en internet y encontramos un artículo de ZaMi sobre metatarsalgia.
En dicho artículo recomendaban las zapatillas Lems Primal Zen, así que decidí probarlas.
El primer día las usé durante 30 minutos sobre asfalto.
A pesar de que todo mi cuerpo se quejó, desde las rodillas hasta las caderas, noté algo sorprendente al regresar a casa.
El dolor en mi pie había disminuido.
Sentía calor en la planta del pie, una sensación de hormigueo como si la circulación se hubiese activado.
El segundo día, las usé durante 45 minutos. El dolor se redujo en un 80%.
Para el tercer día, el dolor desapareció por completo.
Con el paso de los días, fui incrementando el tiempo de uso, no como si fuera un calzado común, sino como un tratamiento corrector.
A veces, el dolor se trasladaba a otras partes del cuerpo, señal de que algo estaba cambiando estructuralmente.
Con el tiempo descubrí que lo que me había ocurrido es que mis metatarsos o dedos, se habían apiñado al usar calzado normal, y al caminar con mis nuevas Lems, mis dedos pudieron abrirse y encontraron su alineación natural.
Hoy solo uso calzado barefoot y no sé cómo explicarlo, pero la sensación al ponerme este tipo de calzado es de pura felicidad.
Quizás, influyan también en mi estado de ánimo. Estoy muy contenta de haber encontrado esta solución y quería compartir mi historia con ustedes.
Yavestruz, ¡qué cosas le pasa a nuestros clientes!
Cambia a un calzado minimalista y se le quita el horrible dolor de pie.
Ni plantillas, masajes o pomadas.
Sólo dejar que el pie se comporte como tal.
Efectiviwonder.
La salud empieza en tus pies.
Antonio Caballo.
Pd. No digas que no te lo dije: Lems Primal Zen.
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