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Bueno, hoy te cuento una situación en la tienda que se puso tensa y que me dejó un mal sabor de boca. Es la historia de Manuel, un hombre mayor, jubilado, del pueblo, y su mujer.
A él lo conozco de siempre, de verlo por aquí y por allá. Cuando me lo cruzo siempre saluda y es de esos hombres que siempre lo hace con una sonrisa. Tiene ese don, con el que naces o te fastidias para toda la vida.
Manuel se ha pasado la vida entre andamios y cemento, con zapatos de seguridad que más bien parecían cajas fuertes. Y claro, tanta estrechez, tanta rigidez y tantos años, no pasan en balde.
Manuel tiene un Señor juanete y los pies deformados en forma en punta.
Hace días nos visitó por su cuenta, después de que su esposa viera una mención de la tienda en la televisión local.
Dice:
“He venido porque mi mujer os ha visto en la televisión y dice que vendéis zapatos a medida o algo así.
Pero he venido sin que ella se entere, porque sino me va a elegir unos zapatos que le gusten a ella, pero el que los va a llevar puestos soy yo.
Por eso he venido antes, para probarme unos cuantos y esta tarde ya vengo con ella.”
Después de un rato donde se prueba varios modelos sus comentarios son: “qué amplio, qué cómodo, que bien.”
Cuando vuelve por la tarde con su mujer, empieza el show.
Ella tiene el rostro serio, con gesto preocupada. Manuel todo lo contrario, relajado, sonriente, como un niño que va a comprar chucherías al kiosco.
Blanco y Negro.
Amortiguadas y minimalistas.
Manuel, emocionado, se prueba los zapatos que eligió por la mañana, pero ella no estaba por la labor: "Eso es de chavales, estás horroroso, tú eres mayor para esos zapatos".
Él intentaba defender su elección: “¿Por qué no puedo usar estos? Me duelen los pies,” mientras se probaba los Lems Chillum, un modelo juvenil y fresco que le había gustado desde el principio.
Pero ella no se bajaba del burro. "No, no y no. Eso no te lo pones". Y entre modelo y modelo, la cara de Manuel se iba transformando. De la ilusión a la resignación, todo en una tarde.
Finalmente, después de un largo rato, Manuel se rinde. "Lo siento mucho, pero mi mujer manda".
En su rostro se le notaba el abandono, la tristeza y hasta el dolor.
Él simplemente quería unos zapatos con los que no le dolieran los pies y ella preocupada con la estética.
Yavestruz.
Cerca de los 80 años y sigue mandando el qué dirán.
Pobre Manuel.
A veces me lo encuentro, caminando lentamente, arrastrando los pies. Me saluda como siempre, con una sonrisa, y acto seguido agacha la cabeza, mirando a sus pies.
Manuel es un luchador, lo ha sido toda la vida. Él camina aunque le duelan los pies. Sabe que el día que deje de hacerlo su final estará cerca. Lo sabe él, nadie se lo ha dicho, ni su mujer, ni cualquier médico.
Y pienso, qué ironía, ¿verdad? Toda una vida mandando en obras y al final, no puede ni elegir los zapatos que se pone.
Y es que la vida es así. A veces haces cosas que no quieres hacer. Vas a sitios donde no quieres estar. Te pones la ropa que no quieres llevar.
Así que, por todos los Manueles o Manuelas del mundo: no dejes que te digan qué zapatos llevar.
Los zapatos minimalistas no son una elección de estilo; son una necesidad para aquellos como Manuel, que buscan alivio y apoyo natural para sus pies.
Lems Chillum, el modelo que Manuel anhelaba y no pudo tener.
La salud empieza en tus pies, no lo olvides.
Antonio Caballo
PD: ¿Por qué las Lems Chillum son la elección perfecta para ti?
Imagínate caminar sobre una alfombra que absorbe los golpes pero que al mismo tiempo te permite sentir el mundo bajo tus pies. Eso es lo que te ofrecen las Lems Chillum: el equilibrio perfecto para proteger tus pies sin que pierdas la sensación natural de caminar.
Están diseñadas para ofrecerte la máxima comodidad, con una amplia caja para que tus dedos tengan espacio y se reduzca la presión sobre tus juanetes y otras deformidades.
Y qué decir de su diseño fresco, juvenil, desafiante. Las Lems Chillum rompen con esa idea de que los "mayores" deben llevar zapatos aburridos. Son una alternativa llena de vida y estilo.
Así que atrévete a desafiar las expectativas y redescubre el placer de caminar con libertad y sin dolor.
¿Dolores de pies? Olvídate. Lems Chillum.
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