La verdad detrás de las Sambas: No todo lo que brilla es Oro

La semana pasada, cuando el sol pegaba fuerte y el termómetro se pasaba de listo trepando por encima de los 30, nos cayó una visita de esas que no se olvidan.

Entra en la tienda una pareja que sumando la edad de los dos, te plantas fácil en un siglo y pico, pero con una chispa que ya la quisieran muchos veinteañeros.

Él, todo un veterano en esto del minimalismo, luciendo sus Merrell Trail Glove 7 como si fuesen una extensión de sus pies, y ella, como recién salida de un partido de fútbol sala con sus Adidas Samba.

Él venía por unas sandalias Pies Sucios Terra para el verano; la versión anterior le había gustado tanto que quería repetir. Y aquí es donde la cosa se pone interesante.

Mientras charlábamos, la señora suelta un 'me voy a sentar, que no puedo más' que resonó en toda la tienda. Pablo, su marido, intentó quitar hierro al asunto diciendo que a veces a su mujer se le bajaba la tensión.

Pero no, no era solo cansancio. Ella estaba lidiando con un dolor de pies que la tenía por los suelos, literalmente.

Y claro, al verla ahí sentada, derrotada, con esas zapatillas estrechas (con un dibujo de 3 líneas inclinadas), que parecían más una tortura china que un calzado deportivo, no pude evitar preguntar:

 '¿Qué te duele exactamente?', y zas, sale con que tiene un neuroma de Morton.

Estoesasí.

Ya sabes, ese rollo del nervio en la zona de los dedos que te da la lata pero bien. Y encima, después de tratárselo, seguía con dolor y no sabía el motivo.

Aquí volvió a entrar en escena su marido con: ‘estoy harto de decirle que tiene que cambiar de zapatos, pero no me hace caso’.

Ella con el típico y manido: 'es que son muy feas las minimalistas, ya sabes cómo somos las mujeres'.

Y ahí, amigos, está el quid de la cuestión.

Se había pillado las Adidas Sambas por moda. En Wallapop porque estaban agotadas en todos sitios, y al parecer eso quiere decir que deben ser cómodas para los pies, ¿no?

Así que ahí estaba yo, dejando al marido con las sandalias y centrándome en ella.

Le expliqué lo que muchos ya saben pero pocos aplican: la importancia de un calzado amplio, plano, flexible, sin refuerzos y con el grosor de suela justo que tu necesites.

Porque a veces ni los médicos te lo cuentan todo. Te arreglan el problema, sí, pero no te dicen cómo evitar que vuelva.

Y ella, con sus 120 euros de dolor en los pies (lo que le habían costado las Sambas), todavía no lo veía claro. Hasta que le enseñé las Nova G01 en blanco.

Al principio, ella las miró con cierta desconfianza, como quien prueba un nuevo sabor sin estar convencida. Pero al calzárselas, su cara cambió por completo. Fue como ver a un niño descubrir algo nuevo:

'Pues estas son monísimas, y además son parecidas a las que llevo' -dijo ella.

Que sí, que no tienen las tres rayitas esas, pero tienen todo lo necesario para que tus pies puedas caminar sin maldecir con cada paso.

Para rematar, como arrastraba el Neuroma de Mordor, le añadí unas plantillas de Lems para que tuviera más protección y confort, y se fue más contenta que unas castañuelas.

La moraleja de esta visita es clara: no todo lo que brilla es oro, y seguir la moda a ciegas puede ser tu peor enemigo. Todos queremos ir guapos y a la última, pero tus pies no tienen la culpa de las tendencias.

Así que ya sabes, antes de sacrificar tus pies en el altar de la moda, mírate la colección de Groundies.

Las que ella se llevó son las Groundies Nova G01, pero las recién llegadas Galaxy son de esas que siempre quedan bien, lleves lo que lleves.

Porque amiga, al final del día, lo que importa es cómo te sientes tú.  

Esa es la verdadera moda que deberías de seguir.

Efectiviwonder.

La salud empieza en tus pies.

Antonio Caballo.

Pd. En ZaMi, además de zapatos, te ofrecemos un cambio hacia un estilo de vida donde prima tu bienestar y tu salud.

Porque al final, lo que llevas en los pies dice mucho de cómo será tu futuro.

Y recuerda, la auténtica moda no es seguir a los demás, si no marcar tu propio camino.