No hay productos
Estos precios se entienden IVA incluído
El miércoles pasado tuve una conversación que dio para mucho y que muchos podólogos deberían leer con atención.
Fue en la puerta de la tienda, con un hombre de 50 y pocos años.
El hombre se ayudaba de dos muletas y llevaba una aparatosa protección en su pie derecho por una operación.
Cuando le pregunto por su pie, me dice que se lo han tenido que reconstruir, que no ha sido por un accidente, sino una degeneración.
Y en plan broma dice: "Aquí vengo a meter el dedo en la llaga".
La cosa es que este hombre ha usado botas rígidas, estrechas y con tacón prácticamente toda su vida.
Con el tiempo su pie fue a peor. Cada vez veía como giraba más hacia el interior, hasta el punto que casi tocaba el suelo con el hueso del tobillo.
Hasta hace unos meses tuvieron que reconstruirle el arco plantar a base de tornillos y unir ligamentos.
Y para mi sorpresa, me cuenta que está operación es más común de lo que pienso. Que hay muchas mujeres, y también hombres, con su mismo problema.
La cuestión es que metía muchos los pies, es decir, en cada paso giraban mucho hacia el interior (a esto se le llaman sobre-pronación) y eso le ha provocado la rotura de los ligamentos y la pérdida de toda la cohesión de su pie.
Este problema no sólo causa lesiones en el pie, podría haber sido otra parte, como en las rodillas y en las caderas.
A lo que iba.
La cuestión es que su pie estaba tan mal, que aunque la operación ha sido un éxito, él tiene claro que va a necesitar un apoyo extra.
Aquí viene el quid de la cuestión.
Ese apoyo (contrafuerte) se lo puede dar un refuerzo en la parte del talón, para limitar el movimiento del hueso que está en esa zona (el calcáneo).
Pero.
El resto del zapato debe ser saludable o minimalista. Es decir: ancho, sin tacón y que deje que sus dedos se muevan.
Una especie de zapato ortopédico minimalista.
Y me invita a que yo y ZaMi seamos los propulsores de dicha idea.
La conversación sigue, deriva en varios puntos y el hombre va resolviendo mis objeciones con maestría y sabiduría. Todas menos una, cuando le planteo que los podólogos y el calzado minimalista deben ir de la mano.
Su argumento es que los podólogos nunca verán con buen ‘pie’ las zapatillas minimalistas, porque ellos creen que les quita el trabajo.
Pero es al contrario, le digo.
Las plantillas que te receta un podólogo sólo tiene sentido colocarlas en un calzado minimalista.
Hago una pausa, lo miro y veo que escucha con curiosidad.
Sigo.
¿Qué sentido tiene fabricar una plantilla para cambiar cosas en el pie, si luego la metes en un zapato que también te modifica al pie?
¿qué actuará: la plantilla que te ha hecho el podólogo o el calzado donde la llevas puestas?
La plantilla terapéutica sólo tiene sentido si la vas a llevar en un calzado neutro.
Uno que no modifique tus apoyos, ni tu centro de gravedad, ni las curvas de tu columna.
Y este es el asunto.
Lo importante.
Y lo que tendrían que tener en cuenta.
Con respecto a este hombre, no existen zapatillas minimalistas con contrafuerte, pero sí que te envuelven, te agarran muy bien el tobillo y te protegen del frío, como las botas Groundies Williambrug.
Efectiviwonder.
La salud empieza en tus pies.
Antonio Caballo
Pd. La única zapatilla que se sale del tiesto son las Lems Trailhead v2, que tienen una elevación de 4 mm y un ligero contrafuerte.
Esta zapatilla te puede ir muy en ciertas circunstancias. En los comentarios podrás leer lo que piensan otras personas sobre ellas.
Categorías de Artículos