Cómo evitar que te corten el dedo gordo como a un esclavo africano

Esta semana una clienta nos contó lo que le hacían a los esclavos africanos.

A bote pronto puede parecer una tortura, pero realmente era mucho más que eso.

Mira, antes, a los esclavos africanos que se escapaban les cortaban el dedo gordo para que no pudieran correr, ya que con él eran muy difíciles de atrapar.

Actualmente pasa algo parecido.

No se le corta a nadie, pero la mayoría tienen el pulgar tan deformado que es como si no lo tuvieran.

No hace su trabajo.

Verás.

Llega una enfermera de más de 50 que lo está pasando fatal por los pies.

Le duelen, tiene juanetes y esto le impide caminar.

Dice que no come mucho, pero cada año coge un poco más de peso y como se mueve poco ha cogido unos kilitos y no hay manera de soltarlos.

Ha usado plantillas y le ofrecieron operarse de juanetes, pero trabaja en un quirófano, ha visto cientos de operaciones y sabe que el resultado puede ser peor que el remedio.

Contó, que en la mayoría le cortan el juanete y le fijan el dedo gordo con un clavo.

Con eso el pie se ve más bonito, gana en estética, pero pierde toda la fuerza del dedo y la capacidad de moverse como una persona normal.

“Antes le cortaban el dedo pulgar a los esclavos, hoy se lo fijan con un clavo.
Mismo resultado, diferente camino.”

Lo peor dice, es cuando terminan la operación y vuelven a usar zapatos estrechos.

No tiene ningún sentido volver a utilizar los mismos zapatos que te han ocasionado tanto dolor y daño.

Los mismos que impiden que tengas una vida normal, que puedas andar, correr, saltar e incluso bailar sin molestias.

Sigue hablando.

No se explica por qué los sanitarios usan zuecos, para ella son muy incómodos y no dejan que el pie se comporte de forma natural.

Y que antes de venir a la tienda intentó comprar unas Xero Shoes en Estados Unidos, pero la pararon en aduanas, le pedieron una pasta y la devolvieron para atrás.

Mientras cuenta esto, Ángel le saca unas zapatillas Lems para que se las pruebe.

La reacción de esta mujer nunca antes la habíamos visto.

Cerró los ojos y se quedó en silencio.

Como buscando un momento de paz.

Su marido la miraba atento, sin hablar, esperando su reacción.

Ella parecía disfrutar de la amplitud de la horma.

Parecía que estuviera imaginando lo que podría hacer con su nuevo calzado.

Y de pronto se puso a llorar.

Son lágrimas sueltas, que limpia de su mejilla nada más abandonan los ojos.

Pero lágrimas que significan mucho.

Ángel no le pregunta el motivo, pero puede ver en su rostro la emoción del momento vivido.

Las responsables de aquello son las inigualables Lems Primal 2.

Unas zapatillas que enamoran desde el primer momento.

Porque el amor puede empezar en los pies.

- Antonio Caballo

Pd. Ana llevó puesto el corrector de dedos en las Lems Primal 2.