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Niño, este es el zapato que necesito…

Niño, este es el zapato que necesito…

Desde que abrimos la nueva tienda en Marchena muchas mujeres de más edad han entrado a preguntar:

"Niño, este es el zapato que necesito… anchito" - dice cogiendo unas manoletinas.

"Tengo los dedos destrozados, estoy todo el día en el callista.
Pero es que esto antes no lo había.
Eso sí, estas son muy planas, mejor con cuña."

Ellas saben que sus pies están estropeados. No funcionan como deben y por eso buscan una solución.

Varices, juanetes, calambres en las piernas, dedos en garra, neuroma de Morton, problemas de circulación… y muchos dolores de espalda.

Llevan toda la vida usando zapatos estrechos y con tacón, o como dicen ellas, con cuña. Se refieren a la elevación en la parte trasera del zapato, que sin llegar a la altura de los tacones de agujas suelen elevar el talón 3-6 cm respecto de la parte delantera del pie.

Esto acorta tú tendón de Aquiles y los músculos de las pantorrillas, produce desequilibrios musculares y deforma tus dedos.

El efecto de todo es más grave de lo que parece porque afecta a su autonomía, en donde empieza todo. Sin movimiento, no hay vida.

Y no solo por los dolores en los pies y rodillas, sino porque debilita al mayor músculo que poseemos, al glúteo.

Unos glúteos débiles influyen en tu capacidad para moverte (andar empieza a ser difícil) y te pueden producir problemas de espalda.

A pesar de la dificultad de arreglar el pie a cierta edad, tu cuerpo tiene una increíble capacidad para repararse.

Y merece la pena intentarlo.

Si consigues arreglar estos problemas anatómicos, tu vida cambiará, es un hecho.

¿Cómo?

"¿Puedes andar descalza en casa?" - pregunto a la interesada.

Si la respuesta es No, o no lo sabe, la animo a intentarlo y no le vendo ningún calzado.

Si en la suavidad del suelo de su casa no puede andar descalza, en la calle tampoco podrá hacerlo con un calzado minimalista.

Y para que no se lleven una falsa esperanza deben empezar por ahí.

Pero si la respuesta es Sí, que está cómoda (incluso algunas dicen que le encantan) entonces le recomiendo unos zapatos en función de lo que buscan:

"Ahora si niño, ¡qué alivio!
Si parece que no llevo nada puesto.
Mari, pruébatelo, de verdad, ¡qué cosa más cómoda!" - dirigiéndose a la amiga que suele acompañarla.

Y con este simple gesto empieza todo.

Cambiar de calzado.

Para que el zapato se adapte a tu pie y no al contrario.

A partir de aquí puedes continuar mejorando: haciendo ejercicios para los pies, usando el corrector de dedos mientras caminas, andar descalzo…

Simple.

Dos opciones que siempre gustan:


Para que la salud empiece en tus pies.

Antonio Caballo.

Publicado el 01/07/2022 por @antonio.caballo Neuroma de Morton, Juanetes, Dedos en garra, dedos..., Tacón y dolor de espalda 0 3162

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