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Ir a una boda y terminar con dolor de pie es normal.
Y si te quitas los zapatos tampoco se ve raro.
Por el dolor de pies, ya sabes.
Lo que no es tan normal es ir a una boda y terminar sin chaqueta y sin el regalo de los novios.
Hace 20 años, cuando el DJ ponía fin a una noche boda con Música de Nino Bravo, me llevé una de las peores sorpresas que puedas tener.
Fue al ponerme la chaqueta que había dejado en una silla. En ella cabían dos Antonios, me sobraba por todos lados.
No era la mía.
Y cuando en un acto reflejo metí la mano en el bolsillo interior, el sobre con el regalo de los novios no estaba.
Y del calor por bailar en bucle la Macarena, el Paquito Chocolatero y el Ave María de Bisbal, pase a un sudor frío que me dejó con cara de pardillo hipnotizado y con la sensación de que me habían robado.
No recuerdo cómo se lo dije a los novios, lo que sí recuerdo es que la resaca del otro día me duró poco.
Me desperté como si hubiera tenido una pesadilla y después de varias llamadas averigüé que quizás la tuviera el amigo de un amigo.
Cuando llegue a su casa, ese amigo todavía dormía y tuve que contarle a la madre lo ocurrido. La señora fue en busca de la chaqueta y examinándola de cerca dijo:
‘Es verdad, está no es la de mi Francisco’
Y me la cambió.
Por el bien de mi economía (en aquellos momentos tenía menos dinero que el Barca este año) el regalo de los novios seguía intacto en el bolsillo interior.
Bien. Sigamos hablando de boda.
Lo primero cuando vas a una es buscar el traje.
Nada te quita el sueño como que llegue ese día y no tengas nada que ponerte. Sobre todo si eres mujer.
Y lo segundo son los zapatos. Tienen que ser bonitos, que te peguen con el traje, y sobre todo cómodos.
Juan vino a la tienda por lo segundo.
Él ya tiene varias zapatillas minimalistas, pero quiere unos zapatos de etiqueta.
Dice que le encanta bailar y que ese día tiene que aguantar hasta el último invitado. Que no quiere irse a casa porque los pies no le dejen disfrutar de la noche. Y que tiene que bailar con la novia.
Entre risas comenta que nunca se quita la chaqueta por no romper el protocolo, pero que a veces termina sin los zapatos.
Un sin sentido, dice.
Por eso en esta bodas no quiere quitarse los zapatos. Por eso y porque es el padrino.
Seguimos hablando y hace dos comentarios a resaltar:
Dos verdades como templos. Y además, el primer comentario guarda un secreto de vida.
Los buenos momentos duran poco. Y como las Bodas suelen dejarnos momentos para recordar, más vale disfrutarla.
Por eso no te pueden faltar unos zapatos minimalistas.
Para que solo recuerdes los buenos momentos y no el dolor de pies.
Para que no tengas que quitarte los zapatos y visto lo visto, ni la chaqueta.
Además, estos zapatos duran para siempre. Es una de las mejores compras que puedes hacer.
Podrás ir a todas las bodas de esta vida que estarán como el primer día.
Lo dicho.
Para ir de etiqueta, bailar y aguantar hasta el final sin quitarte los zapatos:
Carest Plain-Toes
Vivobarefoot Ra II Lux
Joe Nimble Biztoes
Lems Nine2five
Y las manoletinas para cuando te quites los tacones:
Vivobarefoot Jing Jing
Xero Phoenix de piel
La salud, y los buenos momentos, empiezan en tus pies.
- Antonio Caballo -
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