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No es broma. Te lo explico.
Todas las noches, Guillermo, mi hijo pequeño, se levanta de su cama y se mete en la mía, entre mi mujer y yo. Como se pega a mi como una lapa, no me deja dormir, me despierta y me tengo que ir a su cuarto.
Y la puerta de ese cuarto tiene un póster de unas mega-tocho zapatillas de Nike.
Ese póster llevaba semanas pegado en la puerta, pero no le había prestado atención.
Como cuando ves algo que no te gusta y haces como que no lo has visto.
Las zapatillas en cuestión son las Nike Air Jordan Dior.
Unas zapas pesadas, robustas, con mucha mucha suela y acabadas en punta.
Todo lo contrario a lo que necesita el pie de un niño. Y todo lo contrario del calzado que puedes ver en esta página.
Lo de ‘en casa de herrero cuchara de palo’ es una verdad como un templo de grande.
Y eso no es lo peor.
Lo PEOR con mayúsculas es que son las zapatillas que le gustan al otro habitante de ese cuarto. A Fernando, mi otro hijo.
Y aquí empiezan los problemas, las charlas y las negociaciones.
Este hijo mío puede dormirse de pie que no se cae. Tiene un pie tipo hobbit.
Y por mucho que le compre una o dos tallas más, las Nike de moda le quedan pequeñas de ancho.
Pero claro, como sus amigos las usan y el quiere ser uno más de la pandilla, le tuve que comprar unas Nike Jordan.
Como dice el refrán, ‘cuando seas padre comerás huevos’.
O aquel otro de, ‘si no quieres sopa, la taza llena’.
Pues eso, la taza llena y comiendo huevos.
El que me conozca no se lo creerá, pero a un hijo se le perdona todo.
Como si me dice que se cambia de equipo y se hace del Sevilla F.C. Hasta entonces no me verás en el Sánchez Pijuan viendo a los palanganas.
Aún así, hemos llegado a un acuerdo. Sólo se la pondrás los viernes por la tarde cuando salga con sus amigos (un par de horas una vez por semana).
El resto con zapatillas minimalistas o descalzo. Que solo tiene 10 años y los pies siguen en crecimiento.
De las buenas se verdad, tiene varias y a cuál más bonitas.
Para el colegio usa estas:
Y para el resto del tiempo las Vivobarefoot Primus Sport II.
La salud de los niños, y de sus padres, empieza en sus pies.
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