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En verano mucha gente viaja y aprovechando que están cerca nos visitan.
Como Nacho, que es de Toledo, pero está pasando unos días en Chipiona.
Abandonó por unas horas la playa para contarnos que está desesperado, que ha visitado varías clínicas sin solución y que quiere un cambio radical.
Creo que Einstein dijo aquello de:
"Si siempre haces lo mismo, el resultado será el mismo."
Pues eso. Un cambio radical.
Se presenta por la mañana y dice que a pesar de sus 35 años está hecho un viejo:
"Una tarde salí a correr y por la mañana no podía andar."
Se lleva la mano a la cadera para imitar cómo andaba.
"Como si la pierna fuera de palo", dice.
"También me duelen las lumbares, y nunca antes me había ocurrido."
Habla con desahogo, liberando tensión con cada palabra.
Tiene una gran necesidad de contar su caso ya que lleva meses de molestias y nadie le da solución.
También ha perdido parte de su vitalidad. Ahora se siente más apagado, con menos ganas de hacer cosas.
Teme que le pase algo, siente que su cuerpo es frágil.
"Yo solo quiero correr de vez en cuando por las montañas.
Me siento bien cuando lo hago, pero mis rodillas se golpean.
Además, tengo dos espolones de Haglund."
Señala la parte trasera de su talón. Se ve un bulto.
Me recuerda los gallos de mi amigo Antonio.
En 3 ocasiones buscó solución en forma de plantilla.
No una, ni dos, sino 3 veces.
Quizás pensando que a la tercera sería la definitiva.
En la última se fue a Madrid, en busca de una de las mejores.
Es curioso, en dos clínicas le dijeron que tenía el pie plano y en otra pie con mucho puente.
Quizás la tercera probó lo de Einstein, un cambio radical.
La conversación en la clínica podría haber sido:
"¿Te han dicho que eres pies plano?
Pues no, todo lo contrario, pies cavo."
No soy podólogo, pero a simple vista, Nacho tiene los pies más planos que una tabla de surf.
Independiente de la forma de sus pies, Nacho tiene un problema.
Sus pies son muy débiles.
Sus dedos gordos están ‘desconectados’ y no son capaces de activar la musculatura de la pierna.
Por lo que no pueden dar equilibrio al resto del cuerpo.
Por eso se golpea las rodillas.
Como tiene los pies tan débiles, intento convencerlo para que deje de correr por un tiempo.
Le animo a andar y a probar descalzo.
Pero es reacio. Dice que a él lo que le gusta es correr.
Esto es muy común. A pesar de las molestias y dolores no quieren parar.
En cierto modo lo entiendo, correr le da ese momento de paz, mezclado con actividad física tan necesario en nuestros tiempos.
De un tirón me quito las Vivobarefoot Ultra y empiezo a hacer ejercicios con los pies.
Él lo intenta, pero no puede.
Tiene los dedos de los pies desactivados, como si no formaran parte de su cuerpo.
Sólo entonces se da cuenta de su problema.
Esto actúa como un clic y cambia su forma de pensar.
Se centra en aprender los ejercicios.
"Cuando andes descalzo tienes que dejar que el pie se asiente en el terreno", le digo.
“Sin prisas.”
“Es más importante sentir que hacer.”
“Aunque solo sean 3 metros.”
Después de un buen rato se despide.
Dice que es oro todo lo que se lleva.
Que está ilusionado y que pondrá en práctica todo lo aprendido.
Sabe que el camino es largo, pero solo por cambiar todo su calzado tiene parte del trabajo hecho.
La famosa regla de Pareto.
Un cambio que supone el 20% le ocasiona una mejora del 80%.
El resto para llegar al 100% lo tendrá que trabajar.
Con ejercicios para los pies.
Con la perseverancia del día a día.
El 20% del cambio de Nacho:
Recuerda, sin movimiento no hay vida.
La salud siempre empieza en tus pies.
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2 Comentarios
Daniel Ferreira 23/08/2021
Muito bom.Poderia dizer alguns dos exercícios mencionados no texto?
Obrigado
Antonio Caballo 27/08/2021
Hola Daniel,Aquí te dejo algunos ejercicios
https://youtu.be/fIabauk5dT8
En la guía (la tienes en Portugués) también hay ejercicios para pies:
https://www.zapatillas-minimalistas.com/pt/libros-/687-pdf-guia-para-o-correr-descalco-portugues.html
Saludos
Antonio